Ahí radicaba el problema. La vida había dado un giro de ciento ochenta grados y,...

Ahí radicaba el problema. La vida había dado un giro de ciento ochenta grados y, sin embargo, era esencial que actuaran como si nada hubiera ocurrido. Imagínate que tienes que sonreír después de recibir un bofetón. Y luego imagínate que tienes que hacerlo las veinticuatro horas del día.

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