Barcelona, madre de laberintos, alberga en lo más sombrío de su corazón una madeja de callejones anundados en un arrecife de ruinas presentes y futuras en el que viajeros intrépidos y espíritus extraviados de todas condición quedan atrapados para siempre en un distrito al que, a falta de más certera advertencia, algún bendito cartógrafo tuvo a bien bautizar como el Raval.
( Carlos Ruiz Zafón )
[ El laberinto de los espíritus ]
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