Con todos los diputados en el suelo, en efecto, acojonados y agazapados como conejos -no siempre Iberia parió leones- excepto el dirigente comunista Santiago Carrillo {lo iban a fusilar seguro, y se fumó un pitillo sin molestarse en agachar la cabeza}, el presidente Adolfo Suárez y el teniente general Gutiérrez Mellado, que le echaron unos huevos enormes enfrentándose a los golpistas {Tejero cometió la vileza de querer zancadillear al viejo general, sin conseguirlo}, todo estuvo en el alero hasta que el rey Juan Carlos, sus asesores y los altos mandos del Ejército detuvieron el golpe, manteniendo la disciplina militar.
( Arturo Pérez-Reverte )
[ Una historia de España ]
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