Kassad reparó en las inquisitivas cejas arqueadas, las pequeñas orejas que había besado tantas veces. La blanda garganta donde había apoyado las mejillas para escuchar sus palpitaciones. Kassad la apuntó con el rifle. -¿Quién eres? -preguntó ella. La voz era tan suave y sensual como él recordaba, el acento igualmente elusivo. Con el dedo en el gatillo, Kassad titubeó. Habían hecho el amor veintenas de veces, se habían conocido durante años en sus sueños y el paisaje de las simulaciones militares. Pero si ella en efecto retrocedía en el tiempo... -Lo
( Dan Simmons )
[ La caída de Hyperion ]
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