A pesar de todo, era casi un placer sufrir estos tormentos. Llevaba yo tanto tiempo arrastrándome ciego e insensible por la vida, y mi corazón había callado ya tan largamente, empobreciéndose confinado en un ángulo oscuro, que hasta aquellos reproches y aquel horror que contraían mi alma eran los bienvenidos. Era, por fin, un sentimiento, un sentimiento que ardía en llamas y en el que latía un corazón. Desconcertado, sentía en medio de mi atroz miseria algo como una liberación y esa nueva primavera.
( Hermann Hesse )
[ Demian. Die Geschichte von ]
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