La autoridad de las Santas Escrituras, por la que ellas deben ser creídas y obedecidas, no depende del testimonio de ningún hombre o iglesia, sino exclusivamente del testimonio de Dios {quien en sí mismo es la verdad}, el autor de ellas; y deben ser creídas, porque son la Palabra de Dios {1.4}. El Juez Supremo por el cual deben decidirse todas las controversias religiosas, todos los decretos de los concilios, las opiniones de los hombres antiguos, las doctrinas de hombres y de espíritus privados, y en cuya sentencia debemos descansar, no es ningún otro más que el Espíritu Santo que habla en las Escrituras {1.10}.
( R.C. Sproul )
[ ¿Estamos Juntos en Verdad? ]
www.QuoteSweet.com