Una niña que regresó con entusiasmo a casa de la escuela, estallando para compartir su dibujo con su madre que estaba ocupada en la cocina. A pesar del entusiasmo de la niña y los repetidos intentos de llamar la atención de su madre, la madre permaneció preocupada por los preparativos de la cena y no se relacionó completamente con su hija. Esto creó un momento de desconexión entre los dos.
El niño señaló la falta de atención de su madre, enfatizando que su madre no estaba "escuchando con los ojos". Esto indica un mensaje más profundo sobre la importancia de estar presente y atento en nuestras interacciones con sus seres queridos, incluso en medio de responsabilidades diarias. Esta anécdota sirve como un recordatorio de la necesidad de una conexión genuina en las relaciones.