Morrie destaca que cada sociedad enfrenta desafíos y problemas únicos. En lugar de evitar estos problemas, él cree que los individuos deberían confrontarlos. Él enfatiza la importancia de la participación activa en la sociedad, lo que sugiere que uno necesita comprometerse con su entorno en lugar de retirarse de situaciones difíciles.
Crear su propia cultura implica tomar iniciativa y contribuir positivamente a la comunidad. La perspectiva de Morrie fomenta un enfoque proactivo, instando a las personas a dar forma a su entorno e interacciones sociales en lugar de ser observadores pasivos. Esta filosofía resuena con la idea de que la responsabilidad personal juega un papel clave para abordar los problemas sociales.