Mitch Albom reflexiona sobre el impacto del programa de televisión "Nightline" para reunirlo con su ex profesora, Morrie Schwartz. Reconoce que sin esta oportunidad, habría perdido la oportunidad de ver a Morrie por última vez. Albom admite que no tenía razón válida para su ausencia, destacando una excusa común en la vida moderna: estar abrumado por las responsabilidades y distracciones personales.
Esta realización enfatiza la facilidad con que las personas pueden consumirse por sus propias vidas ocupadas, a menudo a expensas de conexiones significativas. El arrepentimiento de Albom sirve como un recordatorio de que tomarse el tiempo para nutrir las relaciones es vital, especialmente porque pueden no estar siempre allí cuando finalmente elegimos priorizarlas.