En el libro de Philip K. Dick "Elige", el autor destaca el fenómeno intrigante de la percepción y la creencia. Sugiere que las personas a menudo no reconocen lo absurdo de sus propias creencias al tiempo que identifican fácilmente el mismo absurdo en los demás. Esta discrepancia subraya un punto ciego fundamental en la naturaleza humana, donde las propias convicciones pueden parecer válidas, a pesar de parecer sin sentido cuando alguien más.
Esta idea sirve como un comentario sobre la autoconciencia y la naturaleza subjetiva de los sistemas de creencias. Alienta a los lectores a reflexionar sobre sus perspectivas y cuestionar la validez de sus propios pensamientos, instando a un examen crítico de lo que aceptan como verdad. Al reconocer este patrón, los individuos pueden fomentar una comprensión más profunda no solo de sus creencias sino también de las creencias de los demás, promoviendo un diálogo más matizado sobre la naturaleza de la realidad.