El aula se abordó como un espacio dinámico donde los estudiantes participaron activamente con el material, enfatizando la conversación en lugar de los métodos de enseñanza tradicionales. Este enfoque innovador destacó el valor de las experiencias prácticas en la educación, empujando a los estudiantes a aprender a través de interacciones en el mundo real y proyectos de justicia social.
Al planificar viajes a sitios históricos y comunidades necesarias importantes, los educadores alentaron a los estudiantes a explorar aplicaciones prácticas de sus estudios. Esta experiencia de aprendizaje inmersiva tenía como objetivo profundizar su comprensión y fomentar un sentido de responsabilidad hacia los problemas sociales, creando un ambiente educativo vibrante que estaba vivo con el propósito y el compromiso.