La mañana después de una noche tranquila, el Reb fue suavemente despertado para un baño de esponja. La atmósfera era serena y la enfermera lo atendió con cuidado, participando en cantos y tarareando alegre, lo que reflejó su espíritu animado cuando dio la bienvenida al nuevo día.
Sin embargo, este momento de alegría fue fugaz. Mientras la enfermera continuaba sus tareas, la cabeza del Reb repentinamente cayó, y la dulce melodía que compartió llegó a un final abrupto, marcando un momento conmovedor cuando su vida se escapó.