En el libro de Philip K. Dick "Elige", un personaje llamado Kevin reflexiona sobre la noción bíblica de la atención atenta de Dios, particularmente con respecto a los pequeños y aparentemente insignificantes gorriones. Esto resalta el tema de la atención divina hacia los detalles menores de la vida, lo que sugiere que Dios es consciente de todo, incluso los acontecimientos más pequeños. Sin embargo, Kevin expresa una sensación de descontento con esta idea, lo que indica que el enfoque de Dios es limitado, ya que "solo tiene un ojo". Esta metáfora implica una restricción en la capacidad de Dios para observar o intervenir completamente en la experiencia humana.
Esta contemplación plantea preguntas profundas sobre la naturaleza de la supervisión divina y las complejidades de la existencia. La declaración de Kevin desafía la comprensión convencional de un Dios omnisciente, lo que implica que si bien Dios puede cuidar las pequeñas cosas, todavía hay una falta de atención integral a la condición humana más amplia. Esta dualidad subraya una lucha con la fe, lo que sugiere que incluso dentro de los temas de provisión divina, existe una limitación inherente en la percepción y comprensión.