La cita ilustra cómo las guerras se desarrollan gradualmente, a menudo comenzando como pequeños conflictos que escalan hasta convertirse en confrontaciones más grandes. Enfatiza la importancia de la vigilancia y la previsión, sugiriendo que las personas deben ser conscientes de las primeras señales de un conflicto inminente y actuar en consecuencia distanciándose del peligro potencial. Una persona sabia, representada por los personajes Ayrs y Yocasta, se prepara para lo peor cuando estos signos se hacen evidentes.
Además, la cita transmite una sensación de presentimiento sobre guerras futuras, lo que implica que la escala del próximo conflicto podría afectar incluso a los lugares más civilizados, como aquellos con buenas opciones para comer. Esta noción refleja el temor de que no quede ningún refugio seguro, lo que subraya la amenaza generalizada de guerra y la necesidad de concienciación y medidas proactivas frente a los peligros que se avecinan.