Cuando un colega de Brandeis murió repentinamente de un ataque al corazón, Morrie fue a su funeral. Llegó a casa deprimido. Qué desperdicio, dijo. Todas esas personas dicen esas cosas maravillosas, e Irv nunca pudo escuchar nada de eso.
(When a colleague at Brandeis died suddenly of a heart attack, Morrie went to his funeral. He came home depressed.What a waste, he said. All those people saying those wonderful things, and Irv never got to hear any of it.)
En "Martes con Morrie", Mitch Albom relata el profundo impacto de la muerte de un colega, Irv, quien falleció inesperadamente de un ataque cardíaco. La pérdida repentina afectó profundamente a Morrie, lo que lo llevó a reflexionar sobre el significado de la vida y los mensajes que quedaron no hablados. Sintió una sensación de tristeza de que IRV nunca escucharía las amables palabras y testimonios compartidos en su funeral.
Esta experiencia llevó a Morrie a enfatizar la importancia de expresar nuestros sentimientos y apreciación por los demás mientras aún tenemos la oportunidad. Él creía que la vida debería ser vivida con intención, donde el amor y el reconocimiento se transmiten abiertamente, en lugar de esperar hasta que sea demasiado tarde para honrar las contribuciones y la presencia de alguien en nuestras vidas.