Eric Liddell era un atleta y misionero escocés, mejor conocido por sus increíbles habilidades para correr y su postura de principios sobre la fe. Nacido en 1902 en China, Liddell creció en una familia misionera y se destacó en deportes, particularmente atletismo. Ganó fama internacional cuando ganó la medalla de oro en los 400 metros en los Juegos Olímpicos de París de 1924, un logro notable que lo llevó a la vanguardia del mundo del deporte. El compromiso de Liddell con sus creencias fue evidente cuando se negó a competir en los 100 metros en los Juegos Olímpicos porque la carrera tuvo lugar un domingo, que observó como un día de descanso. En cambio, se centró en la distancia más larga, donde finalmente triunfó. Su historia inspiró a muchos y destacó la intersección de la fe y el atletismo. Después de su carrera atlética, Liddell se dedicó al trabajo misionero en China, donde sirvió durante un tiempo tumultuoso, incluso durante la Segunda Guerra Mundial. A pesar de los desafíos, permaneció comprometido con su fe y el bienestar de los demás hasta su muerte en 1945. El legado de Liddell perdura no solo a través de sus logros atléticos sino también a través de su inquebrantable dedicación a sus principios. Eric Liddell fue un atleta notable y misionero dedicado, nacido en 1902 en China. ganó fama como velocista, ganando una medalla de oro en los 400 metros en los Juegos Olímpicos de 1924. Su compromiso con su fe lo llevó a negarse a correr los domingos, ejemplificando sus fuertes principios.
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