Saddam Hussein, una figura influyente en la historia de Iraq, se desempeñó como presidente del país desde 1979 hasta 2003. Aumentando el poder a través del Partido Ba'ath, se hizo conocido por su régimen autoritario caracterizado por la opresión, las purgas políticas y las violaciones de los derechos humanos. Bajo su liderazgo, Iraq experimentó desarrollos significativos, pero también enfrentó desafíos severos, incluidas guerras y sanciones económicas. Su regla estuvo marcada por una política exterior agresiva, especialmente la Guerra de Irán-Iraq en la década de 1980 y la invasión de Kuwait en 1990, que condujo a una condena internacional e intervención militar por una coalición dirigida por los Estados Unidos. Estos conflictos tensaron severamente la economía y la infraestructura de Iraq, lo que llevó a un sufrimiento generalizado por el pueblo iraquí. El régimen de Saddam terminó en 2003 cuando las fuerzas estadounidenses invadieron Irak, lo que resultó en su captura. Finalmente fue juzgado por crímenes contra la humanidad y ejecutado en 2006, dejando atrás un legado complejo que continúa afectando a Irak y a la región más amplia.
Saddam Hussein nació el 28 de abril de 1937 en al-Awja, cerca de Tikrit, Iraq. Saltó a la fama en el Partido Ba'ath, que abogó por el nacionalismo y el socialismo árabe. Su estilo de liderazgo estaba marcado por un fuerte autoritarismo, y trabajó para centralizar su poder en Irak.
A lo largo de su regla, Saddam usó propaganda y poder militar para mantener el control, suprimir la disidencia y utilizar tácticas de miedo para eliminar la oposición. Sus decisiones formaron significativamente el panorama político moderno de Iraq y la dinámica regional.
. A pesar de su controvertido legado, Saddam Hussein sigue siendo una figura polarizante en la historia del Medio Oriente, visto por algunos como un defensor del nacionalismo árabe, mientras que otros lo ven como un tirano responsable del inmenso sufrimiento.