En el libro "The Hatchling" de Kathryn Lasky, un personaje entra en una conversación con un conejo. El orador admite no conocer el nombre del conejo, lo que provoca curiosidad. Esta interacción resalta un momento de conexión mientras el conejo responde simplemente, invitando al orador a dirigirse a él como "conejo".
Este intercambio subraya el tema de identidad y familiaridad. La renuencia a saber el nombre de alguien refleja la incertidumbre en su relación, mientras que la aceptación informal del conejo del nombre muestra una apertura a la conexión y la comunicación. En general, establece el tono para una mayor interacción en la narrativa.