En la opinión de Philip K. Dick, el verdadero yo de una persona no es estático, sino una interacción dinámica de varias facetas que surgen principalmente a través de interacciones con otros. Esto sugiere que la identidad es compleja e influenciada por las relaciones externas, lo que indica que a menudo presentamos diferentes aspectos de nosotros mismos dependiendo de con quién estamos.
Esta perspectiva destaca la idea de que nuestros seres auténticos se forman en el contexto de nuestros entornos sociales. Por lo tanto, comprender el carácter de alguien requiere una apreciación de sus conexiones y los diversos roles que desempeñan en diferentes relaciones.