En la perspectiva de Randy Alcorn, la abundancia no está destinada al lujo personal sino para servir a los demás. Él enfatiza que los recursos y la riqueza confiados a las personas son herramientas para fomentar la comunidad y el apoyo, destacando la responsabilidad de usar las bendiciones de uno en beneficio de los demás.
Alcorn sugiere que la verdadera administración implica redirigir el enfoque de la ganancia personal a un propósito divino. En lugar de acumular riquezas para uno mismo, el objetivo debe ser contribuir al bien mayor y ayudar a establecer un legado más significativo en la alineación con las intenciones de Dios para la humanidad.