Después de todo, era mejor ser amado que ser rico, admirado y famoso.
(After all, it was nice to be loved than to be rich and admired and famous.)
La cita expresa el sentimiento de que el amor tiene mayor valor que la riqueza, la fama o la admiración. El autor sugiere que la esencia de la vida no reside en las posesiones materiales o el reconocimiento público sino en las conexiones que compartimos con los demás. El amor enriquece nuestras vidas de maneras que los elogios externos no pueden, revelando una capa más profunda de plenitud y felicidad.
Esta perspectiva subraya una verdad fundamental sobre la naturaleza humana: el deseo de relaciones significativas a menudo supera la búsqueda de estatus. En su libro "Akin to Anne: Tales of Other Orphans", L.M. Montgomery captura esta idea al resaltar el profundo impacto del amor y la pertenencia en la configuración de las experiencias de vida y la felicidad de cada uno.