El protagonista cree que la verdadera felicidad está formada por tres elementos esenciales: tener actividades significativas para participar, fomentar relaciones amorosas y mantener un sentido de anticipación para el futuro. Estos componentes crean una vida plena y un bienestar emocional.
Esta perspectiva enfatiza la importancia del propósito, el amor y la esperanza para lograr la alegría personal. Al centrarse en estos aspectos, se puede cultivar una vida equilibrada que promueva la satisfacción y la resistencia contra los desafíos de la vida.