Al principio, solo Tamarind había notado la forma incómoda y inquietante de sus expresiones, como si un titiritero estuviera tirando de los cables para mover los músculos de su rostro y haciéndolo bastante mal. Hoy en día vio el miedo a los ojos de todos. Su hermano estaba saliendo de sintonía como un piano viejo, y nadie vendría a retener sus cuerdas. Dukes y Kings pueden enojarme con su ocio, porque nadie tiene suficiente poder para detenerlos.
(At first only Tamarind had noticed the awkward, disquieting way his expressions changed, as if a puppeteer were pulling wires to move his face muscles, and doing it rather badly. Nowadays she saw the fear in everybody's eyes. Her brother was going out of tune like an old piano, and nobody would come to retune his strings. Dukes and kings may go mad at their leisure, for nobody has enough power to stop them.)
Tamarind fue el primero en observar los inquietantes y peculiares cambios en las expresiones de su hermano, que parecía manipulado como por un titiritero incompetente. Con el tiempo, quedó claro que otros también se sentían alarmados, presenciando el creciente miedo en sus ojos a medida que el comportamiento de su hermano se deterioraba. Su estado mental se estaba desmoronando, parecido a un piano viejo cuyas notas ya no podían armonizar.
Esta situación es indicativa de cómo la sociedad a menudo permite a las personas con poder, como dukes y reyes, descender a la locura sin intervención. Si bien las personas comunes pueden buscar ayuda para sus problemas, los privilegiados se quedan sin control, ilustrando un marcado contraste en cómo se percibe y trata la locura en diferentes estratos sociales.