La cita enfatiza la idea de que la creencia es subjetiva y que la religión es una elección personal. Destaca la importancia de la convicción individual, lo que sugiere que la creencia genuina proviene del corazón y no puede ser impuesto por otros. Cada persona tiene sentimientos y aspiraciones únicas que definen su fe.
La autora, Emma Hart, refuerza que su corazón tiene el poder de determinar sus creencias y sueños. Mientras su corazón sea resuelto, ninguna fuerza externa puede disminuir o mejorar lo que realmente aprecia. En última instancia, la fuerza personal y la autenticidad son lo que guía el viaje espiritual de un individuo.