El proceso de una oruga que se transforma en una mariposa sirve como una metáfora poderosa para el crecimiento y el cambio personal. Cada oruga debe someterse a cinco mudas, arrojando su piel antes de que pueda ingresar a la etapa de Chrysalis. Esta transformación no es simplemente un cambio de apariencia; Más bien, representa una metamorfosis completa en la que el antiguo yo de la oruga se muere, lo que permite que surja un nuevo ser.
Esta increíble transformación simboliza la esperanza y la renovación, recordándonos que a través de nuestras luchas y desprendimientos de viejas formas, podemos experimentar el renacimiento y convertirnos en algo hermoso. Así como la oruga abarca su cambio radical, se nos alienta a adoptar nuestros propios viajes de transformación, entendiendo que lo que se siente como un fin puede conducir a un nuevo comienzo.