Clevinger ya estaba en camino, a la mitad de su silla con emoción, sus ojos húmedos y sus labios temblando y pálido. Como siempre ocurrió cuando peleó sobre los principios en los que creía apasionadamente, terminaría jadeando furiosamente por el aire y parpadeaba las amargas lágrimas de convicción. Había muchos principios en los que Clevinger creía apasionadamente. Estaba loco.
(Clevinger was already on the way, half out of his chair with emotion, his eyes moist and his lips quivering and pale. As always occurred when he quarreled over principles in which he believed passionately, he would end up gasping furiously for air and blinking back bitter tears of conviction. There were many principles in which Clevinger believed passionately. He was crazy.)
Clevinger se representa como un personaje altamente emocional, profundamente afectado por sus creencias y los principios que aprecia. Su pasión es evidente a medida que se anima durante las discusiones, a menudo mostrando signos de angustia, como los ojos húmedos y una boca temblorosa. Este intenso estado emocional alcanza un pico cuando se encuentra luchando por respirar, destacando la profundidad de su convicción y la agitación que le causa.
A pesar de sus fuertes creencias, quienes lo rodean perciben a Clevinger como irracional o demasiado apasionado, etiquetándolo como "loco". Esto refleja un tema más amplio en "Catch-22", donde el choque entre la convicción individual y las normas sociales a menudo conduce a malentendidos y aislamiento. El fervor de Clevinger ilustra el conflicto entre el idealismo y las marcadas realidades que enfrentan las personas en un mundo devastado por la guerra.