El comisionado Harris en el extremo más lejano miró a lo largo del camino loco. Este fue su primer hijo y ya se había convertido en un asesino.
(Commissioner Harris at the far end stared along the mad pathway. This was his first child and it had already become a murderer.)
En "In The Skin of a Lion" de Michael Ondaatje, el comisionado Harris reflexiona sobre la inquietante realidad de su primer hijo, que ya ha cometido asesinato. Este momento sirve como un poderoso comentario sobre la intrincada relación entre la creación y la destrucción, destacando la ansiedad de la paternidad y las consecuencias inesperadas del legado de uno.
La posición de Harris al final del camino simboliza su aislamiento y el peso de sus pensamientos mientras lidia con las acciones de su descendencia. La yuxtaposición de la inocencia y la culpa subraya la complejidad de la naturaleza humana, lo que sugiere que incluso aquellos que apreciamos pueden convertirse en fuentes de dolor y desesperación.