El detective Virgil y Barlow, un técnico en bombas, se reunieron en Starbucks para conversar. Virgil optó por un chocolate caliente grande con modificaciones específicas, mientras que Barlow eligió un venti latte con un trago extra de espresso. Se acomodaron en una mesa de un rincón, creando una atmósfera informal pero tensa dada la naturaleza de su reunión.
Cuando comenzaron su conversación, Virgil advirtió con humor a Barlow sobre su consumo de cafeína, bromeando que podría afectar su desempeño con explosivos. Barlow respondió burlándose de Virgil por su elección de bebida, mostrando su camaradería en medio del serio trasfondo de su trabajo.