Emma fue sacudida de su trance y rápidamente se movió al suelo, haciendo que Hart se retirara torpemente. Esta acción repentina dejó a Hart en su espalda, y no pudo evitar notar cuán absurda parecía, particularmente con su incómodo estado que incluía una sonrisa traviesa, ropa interior rosada en la mano y una sensación de lujuria no declarada. El momento fue vergonzoso y cómico, destacando la ridiculez de su situación.
Mientras contemplaba su propio comportamiento, Hart experimentó una mezcla de emociones: su mortificación inicial fue superada por una sensación de diversión. A pesar de las corruptas implicaciones del momento, se encontró sonriendo, deleitándose en la naturaleza peculiar y retorcida del deseo que los había llevado a este punto. Este encuentro encapsuló los temas juguetones pero provocativos de su relación.