Wallach expresa un sentimiento común entre los ingenieros: están impulsados por el deseo de crear en lugar de simplemente ganar un cheque de pago. Él reflexiona sobre su viaje educativo, donde inicialmente persiguió la ingeniería con pasión, solo para sentirse desilusionado por la idea de trabajar únicamente para obtener ganancias financieras. Esto lo llevó a considerar promover su educación con un MBA como una forma de asegurar un trabajo lucrativo en Nueva York, pero en el fondo, anheló el cumplimiento que proviene de la construcción de computadoras.
Este conflicto interno destaca la lucha entre seguir una carrera por los beneficios monetarios y seguir los verdaderos intereses y pasiones. La experiencia de Wallach sirve como un recordatorio de que muchos profesionales se encuentran en una encrucijada, donde la ambición puede empujarlos hacia caminos que no se alineen con sus deseos innatos de creatividad e innovación. Al final, su anhelo de crear computadoras reafirmó su compromiso de ingeniería durante una vida centrada únicamente en el éxito financiero.