El miedo es un instinto saludable, no un signo de debilidad. Es un mecanismo natural de defensa personal que es común a los felinos, lobos, hienas y la mayoría de los humanos. Incluso los murciélagos de frutas saben el miedo, y los saludo por ello. Si crees que el mundo es extraño ahora, imagina lo extraño que sería si Wild Beasts no tuviera miedo.
(Fear is a healthy instinct, not a sign of weakness. It is a natural self-defense mechanism that is common to felines, wolves, hyenas, and most humans. Even fruit bats know fear, and I salute them for it. If you think the world is weird now, imagine how weird it would be if wild beasts had no fear.)
El miedo se representa como una respuesta vital e instintiva en lugar de una falla. Este sentimiento resuena entre especies, desde animales salvajes como felinos y lobos hasta humanos, enfatizando que el miedo sirve como un mecanismo protector inherente a la supervivencia. Es una experiencia universal que las criaturas aún menos temidas, como los murciélagos de frutas, exhiben. Esta comunidad entre varios seres ilustra la importancia del miedo en el mantenimiento del equilibrio en entornos caóticos.
Imaginar un mundo sin miedo destaca su papel fundamental en la naturaleza. Si los depredadores y la presa carecían de este instinto, las realidades de la vida se volverían drásticamente más impredecibles y peligrosas. Las ideas de Hunter S. Thompson nos recuerdan que el miedo no es solo un rasgo esencial para la supervivencia, sino también una parte natural de la vida, configurando las interacciones y garantizando la seguridad de todas las criaturas en el ecosistema.