La ficción, al no tratarse de alguien que realmente vivió en el mundo real, siempre tiene la posibilidad de tratarse de uno mismo.
(Fiction, because it is not about somebody who actually lived in the real world, always has the possibility of being about oneself.)
La ficción, por su naturaleza, permite un nivel de introspección y conexión personal que a menudo no se encuentra en la no ficción. Dado que los personajes y escenarios de ficción no están sujetos a las limitaciones de la realidad, los lectores pueden ver elementos de sí mismos reflejados en las historias. Esta apertura invita a la audiencia a explorar sus propios pensamientos, sentimientos y experiencias a través de la lente de la narrativa, creando un compromiso más profundo con el material.
En "El juego de Ender" de Orson Scott Card, este concepto es particularmente conmovedor. El viaje de Ender Wiggin, un personaje que navega por un universo complejo y desafiante, sirve como un medio a través del cual los lectores pueden examinar sus propias luchas, decisiones y crecimiento. La distancia con los acontecimientos de la vida real permite una exploración única de la identidad personal, haciendo de la ficción una poderosa herramienta para el autodescubrimiento y la comprensión.
