Al completar sus deberes, George Washington se despedió formal, lo que indica su intención de alejar la vida pública. Reconoció la importancia de su papel y el peso de sus responsabilidades, demostrando una comprensión profunda de cuándo retirarse con gracia de la arena política. Este momento no fue simplemente un fin; Simbolizó su dominio sobre el compromiso y la partida.
Al concluir su declaración, Washington se encontró con una multitud reunida ansiosa por despedirse. Su salida no fue solo una despedida personal, sino que marcó un momento fundamental e histórico para la nación. La escena fue acusada de emoción, destacando el impacto monumental de su liderazgo y el respeto que ordenó. Esta partida sigue siendo uno de los momentos más importantes en la historia de los Estados Unidos.