No podía entrar en los cuarteles de su ejército; hacía tiempo que había aprendido que los mejores comandantes se mantienen alejados a menos que tengan algún motivo para visitarlos. Los chicos tienen que tener la oportunidad de estar en paz, en reposo, sin que nadie los escuche, que los favorezca o los desprecie según su forma de hablar, actuar y pensar.
(He couldn't go into his army's barracks -- he had long since learned that the best commanders stay away unless they have some reason to visit. The boys have to have a chance to be at peace, at rest, without someone listening, to favor or despise them depending on the way they talk, and act, and think.)
En "El juego de Ender" de Orson Scott Card, el protagonista comprende la importancia de mantener la distancia con sus tropas. Reconoce que un liderazgo eficaz implica permitir a los soldados espacio para expresarse libremente, sin la presión de una figura de autoridad que evalúe cada una de sus palabras y acciones. Este enfoque facilita un entorno más genuino donde los soldados pueden relajarse y comunicarse abiertamente.
Esta idea subraya un aspecto crucial del mando: el papel de la confianza y la autonomía en la construcción de un equipo cohesivo. Al abstenerse de una supervisión constante, los comandantes pueden fomentar una atmósfera en la que los individuos se sientan seguros para compartir sus pensamientos y emociones, lo que en última instancia mejora la moral y la eficacia del grupo.