El personaje de la historia se ve profundamente afectado por un evento traumático, lo que lo lleva a permanecer en silencio al respecto por el resto de su vida. Sintió vergüenza con respecto al incidente y no pudo discutirlo con su familia o cualquier otra persona. Este silencio actúa como una forma de escape para él, aunque en última instancia no proporciona un verdadero consuelo.
En el hospital, su elección de dejar de hablar simboliza su lucha interna e incapacidad para enfrentar sus sentimientos. A pesar del silencio, su mente sigue preocupada por los pensamientos inquietantes, lo que indica que la evitación no equivale a la curación. Su experiencia ilustra la complejidad de lidiar con la vergüenza y el dolor.