En el libro "The Lacuna" de Barbara Kingsolver, el concepto del viaje de un artista se explora a través de la metáfora de llenar un dedal con las experiencias de la vida. Esta idea sugiere que para comprender y representar realmente la vida, un artista debe sumergirse profundamente en el mundo que los rodea. Comprometerse con las complejidades de la vida les permite capturar la esencia de la experiencia humana en su trabajo.
El proceso de obtener información requiere un enfoque proactivo; Un artista debe interactuar con diversos aspectos de la existencia. Este compromiso enriquece su perspectiva e informa sus creaciones, enfatizando que el arte no es solo un producto de la imaginación, sino que se basa en experiencias y observaciones de la vida real.