En la cita, el autor reflexiona sobre cómo el nihilismo generalizado está en la vida contemporánea, lo que sugiere que rodea a todos, independientemente de sus afiliaciones religiosas. Él enfatiza que esta mentalidad es como una gente de aire tóxico inhalando diariamente, impactando sus pensamientos y creencias. El autor reconoce a la Iglesia como una contaminación vital, proporcionando orientación sobre la importancia de resistir dicho nihilismo.

Sin la influencia de la Iglesia, teme que hubiera sucumbido a una existencia puramente lógica y desprovista, similar a formas extremas de positivismo. Esta declaración subraya su creencia en la necesidad de la fe y la lucha contra los puntos de vista nihilistas para encontrar significado en la vida. La iglesia sirve como un refugio y un campo de batalla en la lucha por el significado existencial.