Si las personas adecuadas hubieran estado a cargo del funeral de Nixon, su ataúd se habría lanzado a uno de esos canales de rectices que se vacían en el océano al sur de Los Ángeles. Era un cerdo de un hombre y un engulluanado de un presidente. Nixon estaba tan torcido que necesitaba sirvientes para ayudarlo a atornillar sus pantalones todas las mañanas. Incluso su funeral era ilegal. Era raro de la manera más profunda. Su cuerpo debería haber sido quemado en un contenedor de basura.
(If the right people had been in charge of Nixon's funeral, his casket would have been launched into one of those open-sewage canals that empty into the ocean just south of Los Angeles. He was a swine of a man and a jabbering dupe of a president. Nixon was so crooked that he needed servants to help him screw his pants on every morning. Even his funeral was illegal. He was queer in the deepest way. His body should have been burned in a trash bin.)
En "Where You When When the Fun se detuvo", Hunter S. Thompson expresa un fuerte desdén por Richard Nixon, que lo representa como un individuo irremediablemente corrupto y moralmente comprometido. Thompson argumenta que si los individuos apropiados hubieran supervisado el funeral de Nixon, habría reflejado su carácter al deshacerse de él de una manera menos digna, como lanzar su ataúd a un canal de aguas residuales. La crítica vehemente del autor subraya la opinión de que la presidencia de Nixon estaba marcada por el engaño y el fracaso.
La descripción de Thompson de Nixon sugiere a un hombre tan moralmente en bancarrota que requirió asistencia para tareas básicas, destacando el alcance de su corrupción. La afirmación de que incluso el funeral de Nixon era ilegal habla de la creencia del autor en la completa indignidad del ex presidente. En última instancia, Thompson cree que una figura así merece solo el final más ignorable, reforzando su duro juicio de Nixon como un líder profundamente defectuoso no apto para ninguna despedida honorable.