Mitch Albom reflexiona sobre la preciosa naturaleza del tiempo en su libro "Martes con Morrie". Admira la capacidad de Morrie para concentrarse en lo que realmente importa, contrastándolo con la tendencia de la sociedad a perderse en las distracciones. Albom expresa una sensación de envidia hacia la calidad del tiempo de Morrie, particularmente cuando enfrenta su inevitable final.
Esta realización pide a Albom a cuestionar la forma en que las personas priorizan sus vidas, a menudo desperdiciando momentos en busca de asuntos triviales que beneficien a otros. Insta a los lectores a considerar el valor de su propio tiempo y elegir compromisos más significativos, en lugar de quedar atrapados en las complejidades de la distracción y el drama.