En sus horas más negras, Stone dudaba de la utilidad de todo pensamiento y toda inteligencia. Hubo momentos en que envidió las ratas de laboratorio con las que trabajaba; Sus cerebros eran tan simples. Ciertamente, no tenían la inteligencia para destruirse; Esa fue una invención peculiar del hombre.


(In his blackest hours, Stone doubted the utility of all thought, and all intelligence. There were times he envied the laboratory rats he worked with; their brains were so simple. Certainly, they did not have the intelligence to destroy themselves; that was a peculiar invention of man.)

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En sus momentos más oscuros, Stone se encontró cuestionando el valor del pensamiento e inteligencia humanos. Se sintió abrumado y desilusionado, contemplando las complejidades del razonamiento humano y las tendencias destructivas que puede fomentar. Esta perspectiva lo llevó a una extraña envidia de las ratas de laboratorio que estudió, cuyos cerebros funcionaban simplemente sin la carga de una profunda reflexión.

Las reflexiones de Stone destacan un conflicto profundo dentro de la humanidad: nuestra capacidad de intelecto trae innovación y potencial para la autodestrucción. A diferencia de la sencilla existencia de ratas, los humanos tienen la capacidad única de crear y destruir, una dualidad que pesa mucho en la piedra en sus tiempos de desesperación.

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enero 28, 2025

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