En el libro de Randy Alcorn, enfatiza que Jesús habla extensamente sobre el infierno, presentándolo como un lugar real y horrible. Según Jesús, el infierno no es simplemente un concepto simbólico sino un lugar donde los impenitentes perduran el sufrimiento severo. Alcorn destaca que Jesús describió la experiencia con detalles vívidos, lo que sugiere que aquellos en el infierno tienen plena conciencia de su dolor y sufrimiento. Son conscientes de sus circunstancias, se aferran a sus deseos y recuerdos, y experimentan un profundo anhelo de alivio que nunca llega.
La representación del infierno descrita por Jesús es una desesperación y tormento absoluto. Alcorn señala que las personas en el infierno no pueden encontrar consuelo o escape, dejándolos en un estado perpetuo de angustia sin esperanza de salvación. Esta descripción sombría sirve como una clara advertencia sobre las consecuencias de la maldad y la naturaleza seria del juicio, mostrando el profundo impacto de las elecciones de uno en la vida según las enseñanzas cristianas.