La musicalidad no es exclusiva para los humanos; Los animales también muestran varias formas de expresión musical. Por ejemplo, la amplia gama de cantos de pájaros es un claro ejemplo de este fenómeno. Diferentes especies crean melodías únicas como parte de sus rituales de comunicación y apareamiento, destacando la presencia de la música en el mundo natural.
Además, los animales marinos contribuyen a esta idea de musicalidad a través de sus vocalizaciones. Los delfines utilizan clics y silbatos, mientras que las ballenas jorobadas son conocidas por sus complejas canciones. Estos ejemplos ilustran que la música, en sus muchas formas, es un rasgo universal entre los seres vivos, como lo destacan Mitch Albom en "The Magic Strings of Frankie Presto".