En "La siguiente persona que conoces en el cielo", un personaje llamado Lorraine reflexiona sobre la naturaleza de los funerales y su importancia. Ella reflexiona sobre la curiosidad común que rodea el funeral de uno: a cuántas personas asistirán y quién estará allí para despedirse. Esta contemplación revela una verdad más profunda sobre la vida y la muerte.
En última instancia, Lorraine concluye que la preocupación por el funeral de uno es trivial. Después de la muerte, el enfoque cambia de los fallecidos a los vivos, destacando que un funeral atiende las necesidades de los que quedan atrás en lugar de la persona que falleció. Esta visión subraya la idea de que nuestras vidas y relaciones tienen más peso que los rituales que honran nuestra memoria.