En la novela de Joseph Heller Catch-22, la ausencia del personaje en el comedor brinda una sensación de alivio a quienes lo rodean. La presencia de Flume se caracterizó por su molesto hábito de pedir artículos mundanos de una manera juguetona pero irritante, utilizando la misma rima para múltiples solicitudes. Esto creó una atmósfera repetitiva y distractora durante las comidas.
El orador expresa un nuevo disfrute en el comedor sin las travesuras de Flume, lo que indica que su partida ha mejorado la experiencia gastronómica para todos. Esto resalta cómo los comportamientos individuales pueden afectar significativamente la dinámica del grupo, particularmente en espacios compartidos como un comedor, donde se valoran la camaradería y las comidas pacíficas.