La cita "El hombre no ha comido a Dios; Dios ha comido al hombre" de la novela de Philip K. Dick "El hombre en el castillo alto" ofrece una profunda reflexión sobre la relación entre la humanidad y lo divino. Sugiere una inversión de la noción tradicional en la que los humanos buscan dominar o consumir lo divino. En cambio, implica que es la humanidad la que finalmente es consumida por poderes superiores o las fuerzas del destino, lo que indica una sensación de impotencia frente a las realidades existenciales.
Esta idea también puede interpretarse como un comentario sobre la naturaleza del poder y el control. El 'Dios' en este contexto puede representar los sistemas o ideologías opresivas que dominan la vida humana, consumiendo su potencial y libertad. La narración de Dick a menudo explora temas de realidad, identidad y el impacto del totalitarismo, lo que hace que esta cita sea una encapsulación adecuada de estos mensajes subyacentes en el libro.