La naturaleza no puede desarrollar una especie que no tenga la voluntad de sobrevivir. Los individuos pueden ser criados para sacrificarse, pero la raza en su conjunto nunca puede dejar de existir.
(Nature can't evolve a species that hasn't the will to survive. Individuals might be bred to sacrifice themselves, but the race as a whole can never cease to exist.)
La cita de "El juego de Ender" de Orson Scott Card destaca la conexión intrínseca entre la voluntad y la supervivencia en la naturaleza. Sugiere que, si bien los organismos individuales pueden estar condicionados o criados para sacrificar sus vidas en beneficio de otros, la propia especie posee un impulso fundamental para seguir existiendo. Esto indica que la supervivencia es un esfuerzo colectivo, que depende del deseo inherente de la especie de perseverar, y no simplemente de las acciones de los individuos dentro de ella.
Además, la idea enfatiza que la evolución y la supervivencia no tienen que ver sólo con las capacidades físicas sino también con la voluntad de vivir y prosperar. Si bien ciertos individuos pueden exhibir rasgos de abnegación, el instinto general de una especie es adaptarse y sobrevivir como un todo. Esta dualidad ilustra la complejidad de la vida y el delicado equilibrio entre las contribuciones individuales y la supervivencia de la especie.