En "El rey en la ventana", Oliver reflexiona sobre la naturaleza del éxito y el fracaso. Sugiere que el éxito a menudo trae una sensación de alivio, mientras que el fracaso se acompaña de dolor, lo que indica que ninguno realmente equivale a la felicidad. En cambio, el verdadero cumplimiento proviene de participar en rutinas diarias y sumergirse en actividades significativas.
Además, el sentimiento transmitido por la Sra. Pearson destaca que después de luchas significativas, como la guerra, incluso las personas más logradas encuentran consuelo al regresar a sus vidas ordinarias. Cambian su enfoque a placeres simples, como la jardinería o la lectura, ilustrando que la satisfacción genuina se encuentra en lo cotidiano en lugar de en momentos de triunfo.