Nuestra cultura no te anima a pensar en tales cosas hasta que estás a punto de morir. Estamos tan envueltos con cosas egoístas, carrera, familia, tener suficiente dinero, conocer la hipoteca, obtener un automóvil nuevo, arreglar el radiador cuando se rompe, está involucrado en billones de pequeños actos solo para seguir adelante. Entonces, no entramos en el hábbito de retroceder y mirar nuestras vidas y decir: ¿Es todo esto? ¿Es esto todo lo que quiero? ¿Falta algo?
(Our culture doesn't encourage you to think about such things until you're about to die. We're so wrapped up with egotistical things, career, family, having enough money, meeting the mortgage, getting a new car, fixing the radiator when it breaks-we're involved in trillions of little acts just to keep going. So we don't get into the habbit of standing back and looking at our lives and saying, Is this all? Is this all I want? Is something missing?)
La cita de "Martes con Morrie" de Mitch Albom refleja la forma en que la cultura moderna prioriza las actividades materiales y las responsabilidades diarias, a menudo a expensas de una contemplación más profunda sobre la vida y el cumplimiento. Las personas se vuelven tan absortos en sus rutinas, como el trabajo, las obligaciones familiares y las presiones financieras, que rara vez se toman el tiempo para reflexionar sobre sus verdaderos deseos y el significado de sus vidas. Este ciclo implacable deja poco espacio para la introspección o la consideración de preguntas significativas con respecto al propósito y la felicidad de uno.