Los padres rara vez solían ir a sus hijos, por lo que los niños los solían ir. Siguen adelante. Se mudan. Los momentos que solían definirlos, la aprobación de una madre, el asentimiento de un padre, están cubiertos por momentos de sus propios logros. No es hasta mucho más tarde, ya que la piel se hunde y el corazón se debilita, que los niños entienden; Sus historias, y todos sus logros, se sientan sobre las historias de sus madres y padres, piedras sobre piedras, debajo de las aguas de sus vidas.
(Parents rarely let go of their children, so children let go of them. They move on. They move away. The moments that used to define them -- a mother's approval, a father's nod -- are covered by moments of their own accomplishments. It is not until much later, as the skin sags and the heart weakens, that children understand; their stories, and all their accomplishments, sit atop the stories of their mothers and fathers, stones upon stones, beneath the waters of their lives.)
En la vida, los padres tienden a aferrarse a sus hijos con fuerza, pero a medida que los niños crecen, consideran necesario separarse para crear su propia identidad. Comienzan a priorizar sus propios logros e hitos, a menudo eclipsando la aprobación que alguna vez buscaron a sus padres. Esta progresión natural significa un cambio de la dependencia infantil a la independencia de los adultos.
Sin embargo, a medida que pasa el tiempo, muchas personas se dan cuenta de que sus propios éxitos se basan en los sacrificios e historias de sus padres. Los recuerdos y esfuerzos de sus madres y padres forman la base de sus propios viajes, al igual que las capas de piedras que descansan debajo de la superficie de un río. En última instancia, esta reflexión trae una comprensión más profunda de la naturaleza entrelazada de sus vidas, destacando la profunda conexión entre generaciones.