El orgullo en nuestro trabajo es un sentimiento natural y encomiable, no algo para ser visto como inapropiado o demasiado importante. Es importante reconocer que tener un sentido de logro es parte de lo que nos impulsa. Al igual que la tortuga marina, que se embarca en largos viajes no para la auto engrandecimiento, sino que impulsado por un propósito innato, también tenemos el potencial de grandeza dentro de nosotros.
Este instinto para lograr la grandeza es universal y reside en todos. Nos anima a perseguir nuestras pasiones y hacer un esfuerzo en nuestros esfuerzos, al igual que la tortuga marina navega por su entorno con determinación y propósito. Al abrazar este impulso interno, podemos encontrar satisfacción y significado en nuestro trabajo, celebrando nuestras contribuciones sin vergüenza.